Artículo de opinión destacado:

Las universidades y las fábricas de profesionales
por Dehuit Silva

En 2008, en el marco del Seminario “Marcha de la Educación Superior en Chile”, el ex-rector de la Universidad de Talca y primer Director de Educación Superior durante el gobierno militar, Oscar Garrido, afirmaba lo siguiente:
Está ampliamente extendida la idea de que es condición sine qua non de la universidad la Docencia, la Investigación y la Extensión. Esta idea, esgrimida cual dogma de fe, es equivocada, puede ser muy costosa, y poco efectiva...
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domingo, 12 de julio de 2009

Las universidades y las fábricas de profesionales

por Dehuit Silva

En 2008, en el marco del Seminario “Marcha de la Educación Superior en Chile”, el ex-rector de la Universidad de Talca y primer Director de Educación Superior durante el gobierno militar, Oscar Garrido, afirmaba lo siguiente:
Está ampliamente extendida la idea de que es condición sine qua non de la universidad la Docencia, la Investigación y la Extensión. Esta idea, esgrimida cual dogma de fe, es equivocada, puede ser muy costosa, y poco efectiva.
[…] La extensión universitaria es un invento de la universidad norteamericana; muchos colleges y universidades, hacia fines del siglo XIX y principios del XX, advirtieron que en su entorno, en el medio social donde desarrollaban su actividad docente, había un público no universitario con intereses culturales y científicos diversos, interesados en conocer, en saber, sin que ello les significase tener que incorporarse a estudios formales. Esas universidades disponían de la capacidad humana, y recursos para dar satisfacción a esas inquietudes; por qué no hacerlo, entonces, y así resolvieron “extender” esos conocimientos hacia su comunidad. Cosa verdaderamente estupenda, cuando esas capacidades están disponibles y hay tiempo para realizarla, y la institución voluntariamente se lo autoimpone. Pero es completamente errado que “per se” sea obligación de la universidad o de sus escuelas hacer extensión […] La extensión puede ser deseable en muchas circunstancias, pero también distractiva, costosa y carente de una efectiva utilidad social.
La extensión está muy lejos de ser parte de la misión de una universidad. (Ver texto completo)
Habemos quienes consideramos estas afirmaciones bastante cuestionables, por decir lo menos, aunque estas son parte del discurso que está dirigiendo las transformaciones actuales de las universidades, a nivel mundial y nacional. Estas transformaciones apuntan a lo siguiente: la universidad debe formar parte del proceso de continua formación de capital humano. Es decir, la universidad tiene como misión básica fabricar los trabajadores que requiere la sociedad, y como si se tratara de un accesorio, puede o no escoger fomentar el pensamiento crítico, la investigación o el impactar positivamente en la comunidad.
Estas transformaciones quedan ocultas para los universitarios, porque es consecuencia de las mismas; ya no se dedica tiempo a reflexionar sobre el sentido mismo de la enseñanza, en pro de la formación de un “profesional”. Criticar, además, estas transformaciones es visto como algo descabellado, porque las políticas llevadas a cabo por los gobiernos quieren potenciarlas. En Europa, el Plan Bolonia ha establecido como misión para los países de la unión europea el transformar a sus universidades en la clave para la formación de capital humano que haga de Europa una región competitiva en los mercados globales*. En chile, estamos elaborando reformas al sistema universitario tomando como base las recomendaciones de la OCDE, cuya inspiración más directa es el Plan Bolonia. Incluso, en el informe elaborado este año por la OCDE para Chile, se recomienda que se permita la existencia de universidades que sólo se dediquen a la docencia.
Este escenario es bastante negativo para el pensamiento. Las universidades no quieren verse en la obligación de generar espacios de crítica y reflexión que se traspasen a la comunidad circundante, sino que sólo ven limitada su función a la fabricación de trabajadores. La apuesta de nuestra universidad por grupos como ARCSUM (que nace desde los estudiantes) es una apuesta por la generación de estos espacios. Es la apuesta por la formación de sujetos que insertos en el estudio de una disciplina, no solo saldrán a trabajar, sino que reflexionan y se nutren de la cultura y el arte. Esto último (y queremos ser enfáticos al señalarlo) está en extinción. Y esta extinción se acelerará si las universidades siguen el curso de estas transformaciones actuales que están sufriendo.
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*Al respecto se recomienda este excelente artículo de El Ciudadano: "El Plan Bolonia implica la entrada de la Universidad europea al Mercado"

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