domingo, 12 de julio de 2009
Las universidades y las fábricas de profesionales
por Dehuit Silva
En 2008, en el marco del Seminario “Marcha de la Educación Superior en Chile”, el ex-rector de la Universidad de Talca y primer Director de Educación Superior durante el gobierno militar, Oscar Garrido, afirmaba lo siguiente:
Estas transformaciones quedan ocultas para los universitarios, porque es consecuencia de las mismas; ya no se dedica tiempo a reflexionar sobre el sentido mismo de la enseñanza, en pro de la formación de un “profesional”. Criticar, además, estas transformaciones es visto como algo descabellado, porque las políticas llevadas a cabo por los gobiernos quieren potenciarlas. En Europa, el Plan Bolonia ha establecido como misión para los países de la unión europea el transformar a sus universidades en la clave para la formación de capital humano que haga de Europa una región competitiva en los mercados globales*. En chile, estamos elaborando reformas al sistema universitario tomando como base las recomendaciones de la OCDE, cuya inspiración más directa es el Plan Bolonia. Incluso, en el informe elaborado este año por la OCDE para Chile, se recomienda que se permita la existencia de universidades que sólo se dediquen a la docencia.
Este escenario es bastante negativo para el pensamiento. Las universidades no quieren verse en la obligación de generar espacios de crítica y reflexión que se traspasen a la comunidad circundante, sino que sólo ven limitada su función a la fabricación de trabajadores. La apuesta de nuestra universidad por grupos como ARCSUM (que nace desde los estudiantes) es una apuesta por la generación de estos espacios. Es la apuesta por la formación de sujetos que insertos en el estudio de una disciplina, no solo saldrán a trabajar, sino que reflexionan y se nutren de la cultura y el arte. Esto último (y queremos ser enfáticos al señalarlo) está en extinción. Y esta extinción se acelerará si las universidades siguen el curso de estas transformaciones actuales que están sufriendo.
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*Al respecto se recomienda este excelente artículo de El Ciudadano: "El Plan Bolonia implica la entrada de la Universidad europea al Mercado"
En 2008, en el marco del Seminario “Marcha de la Educación Superior en Chile”, el ex-rector de la Universidad de Talca y primer Director de Educación Superior durante el gobierno militar, Oscar Garrido, afirmaba lo siguiente:
Está ampliamente extendida la idea de que es condición sine qua non de la universidad la Docencia, la Investigación y la Extensión. Esta idea, esgrimida cual dogma de fe, es equivocada, puede ser muy costosa, y poco efectiva.Habemos quienes consideramos estas afirmaciones bastante cuestionables, por decir lo menos, aunque estas son parte del discurso que está dirigiendo las transformaciones actuales de las universidades, a nivel mundial y nacional. Estas transformaciones apuntan a lo siguiente: la universidad debe formar parte del proceso de continua formación de capital humano. Es decir, la universidad tiene como misión básica fabricar los trabajadores que requiere la sociedad, y como si se tratara de un accesorio, puede o no escoger fomentar el pensamiento crítico, la investigación o el impactar positivamente en la comunidad.
[…] La extensión universitaria es un invento de la universidad norteamericana; muchos colleges y universidades, hacia fines del siglo XIX y principios del XX, advirtieron que en su entorno, en el medio social donde desarrollaban su actividad docente, había un público no universitario con intereses culturales y científicos diversos, interesados en conocer, en saber, sin que ello les significase tener que incorporarse a estudios formales. Esas universidades disponían de la capacidad humana, y recursos para dar satisfacción a esas inquietudes; por qué no hacerlo, entonces, y así resolvieron “extender” esos conocimientos hacia su comunidad. Cosa verdaderamente estupenda, cuando esas capacidades están disponibles y hay tiempo para realizarla, y la institución voluntariamente se lo autoimpone. Pero es completamente errado que “per se” sea obligación de la universidad o de sus escuelas hacer extensión […] La extensión puede ser deseable en muchas circunstancias, pero también distractiva, costosa y carente de una efectiva utilidad social.
La extensión está muy lejos de ser parte de la misión de una universidad. (Ver texto completo)
Estas transformaciones quedan ocultas para los universitarios, porque es consecuencia de las mismas; ya no se dedica tiempo a reflexionar sobre el sentido mismo de la enseñanza, en pro de la formación de un “profesional”. Criticar, además, estas transformaciones es visto como algo descabellado, porque las políticas llevadas a cabo por los gobiernos quieren potenciarlas. En Europa, el Plan Bolonia ha establecido como misión para los países de la unión europea el transformar a sus universidades en la clave para la formación de capital humano que haga de Europa una región competitiva en los mercados globales*. En chile, estamos elaborando reformas al sistema universitario tomando como base las recomendaciones de la OCDE, cuya inspiración más directa es el Plan Bolonia. Incluso, en el informe elaborado este año por la OCDE para Chile, se recomienda que se permita la existencia de universidades que sólo se dediquen a la docencia.
Este escenario es bastante negativo para el pensamiento. Las universidades no quieren verse en la obligación de generar espacios de crítica y reflexión que se traspasen a la comunidad circundante, sino que sólo ven limitada su función a la fabricación de trabajadores. La apuesta de nuestra universidad por grupos como ARCSUM (que nace desde los estudiantes) es una apuesta por la generación de estos espacios. Es la apuesta por la formación de sujetos que insertos en el estudio de una disciplina, no solo saldrán a trabajar, sino que reflexionan y se nutren de la cultura y el arte. Esto último (y queremos ser enfáticos al señalarlo) está en extinción. Y esta extinción se acelerará si las universidades siguen el curso de estas transformaciones actuales que están sufriendo.
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*Al respecto se recomienda este excelente artículo de El Ciudadano: "El Plan Bolonia implica la entrada de la Universidad europea al Mercado"
2 comentarios:
¿Cuál es la misión de la universidad hoy? Es una pregunta que responde la inquietud central del cuestionamiento esencial de lo entendemos como hacer universidad, ahora bien, para dar respuesta a esta inquietud, es importante realizar un análisis extra e intra universidad y comprender que la universidad, como categoría de análisis, es una institución con fines de lucro y como toda empresa, necesita obtener ganancia y recuperar la inversión que realiza permanentemente de todos los ítems de gastos necesario como también de lo otros, por lo tanto, y teniendo en cuenta que para que podamos ver el programa de TV que queremos, tenemos que tener luz para encender la TV, una de las primeras preocupaciones es pagar la cuenta de luz (metafóricamente hablando), lo que implica que más que un problema de uso malicioso y planificado de un discurso hegemónico y homogeneizante, es un problema de caja y más aún de prioridades.
En tiempos donde la universidad era un privilegio de pocos y eran pocas. El funcionamiento como un espacio de elites y cerrado por sus propias lógicas, permitía darse el lujo de elegir que y como hacer lo que deseaba hacer. Hoy, tengo la sensación, que las leyes del mercado y la competencia descarnado por ganar el estudiante que cubra el cupo de mensualidad necesaria para operar, transforma la universidad en un liceo de mejor calidad, pero un liceo al fin, donde los estudiantes van a tramitar un título, muchos de ellos, ojalá con el menor esfuerzo y los entes pensantes que están en las planas dirigenciales de las universidades, gerenciar lo que puedan gerenciar.
Asumo que es una mirada reduccionista y también tengo claro que el problema es multicausal y más complejo, pero tiendo en cuenta los factores externos, no podemos desconocer que la universidad de hoy, actúa en y para el mercado y complemente centrado en la retención y satisfacción del cliente.
Ahora bien, ¿Quién es el cliente? Esa pregunta se responde por sí misma, al momento de recordar, para quienes sobrepasan los 20 y tantos y menos, quienes son los que asisten a adquirir “Conocimientos”, “procedimientos” y actitudes a las universidad, o sea, el estudiante en sí. Sin posicionarme en una postura hegemónica acerca de la verdad en torno al perfil del estudiante universitario actual y teniendo en claro lo parcial de mi visión, tengo la sensación que el perfil del estudiante actual (obviamente como categoría) se ajusta completamente al giro escolarizante de la universidad, puesto que, su formación escolar es de escasa calidad, con un cuerpo de docentes que utilizan estrategias de enseñanza de la modernidad y con poca capacidad de cambio.
En conclusión, es reconfortante escuchar que existe grupos de personas que, desde el uso de sus habilidades de orden superior, pretenden movilizar ideas que despierten el letargo a muchos, pero cuidado, que hoy más que ayer, lo más cómodo es lo más útil y lo más útil es lo más necesario.
Eleazar Ojeda Salamanca.
http://www.eleazarojedasalamanca.blogspot.com/
En tiempos donde la universidad era un privilegio de pocos y eran pocas. El funcionamiento como un espacio de elites y cerrado por sus propias lógicas, permitía darse el lujo de elegir que y como hacer lo que deseaba hacer. Hoy, tengo la sensación, que las leyes del mercado y la competencia descarnado por ganar el estudiante que cubra el cupo de mensualidad necesaria para operar, transforma la universidad en un liceo de mejor calidad, pero un liceo al fin, donde los estudiantes van a tramitar un título, muchos de ellos, ojalá con el menor esfuerzo y los entes pensantes que están en las planas dirigenciales de las universidades, gerenciar lo que puedan gerenciar.
Asumo que es una mirada reduccionista y también tengo claro que el problema es multicausal y más complejo, pero tiendo en cuenta los factores externos, no podemos desconocer que la universidad de hoy, actúa en y para el mercado y complemente centrado en la retención y satisfacción del cliente.
Ahora bien, ¿Quién es el cliente? Esa pregunta se responde por sí misma, al momento de recordar, para quienes sobrepasan los 20 y tantos y menos, quienes son los que asisten a adquirir “Conocimientos”, “procedimientos” y actitudes a las universidad, o sea, el estudiante en sí. Sin posicionarme en una postura hegemónica acerca de la verdad en torno al perfil del estudiante universitario actual y teniendo en claro lo parcial de mi visión, tengo la sensación que el perfil del estudiante actual (obviamente como categoría) se ajusta completamente al giro escolarizante de la universidad, puesto que, su formación escolar es de escasa calidad, con un cuerpo de docentes que utilizan estrategias de enseñanza de la modernidad y con poca capacidad de cambio.
En conclusión, es reconfortante escuchar que existe grupos de personas que, desde el uso de sus habilidades de orden superior, pretenden movilizar ideas que despierten el letargo a muchos, pero cuidado, que hoy más que ayer, lo más cómodo es lo más útil y lo más útil es lo más necesario.
Eleazar Ojeda Salamanca.
http://www.eleazarojedasalamanca.blogspot.com/
Privilegiando la docencia ante la primera, el efecto es notable: escolarización y fabricación de profesionales. Aún así tendríamos que preguntarnos si al menos ese rol se está sobrellevando de buena forma o acaso el sistema de formación universitario aparte de ser una fabrica de profesionales además es una fabrica de cesantes a plazo. Y hay que ver que pasa ahora con el plan Bolonia que significa no sólo la entrada de la monetarización definitiva de la universidad europea, sino que además su escolarización. Ser más colegio es ya un lema de las nuevas políticas del Ministerio de Educación en Chile, si hoy no hacemos nada al respecto quizás esa opción al cabo de un tiempo será la única que predomine en un país caracterizado por la hegemonía del pensamiento único. Para los que entramos en estas generaciones a la universidad nos cuesta pensar en una alternativa ante lo que se impone como un único modelo posible de hacer las cosas.
Gonzalo